En 2020, conocimos la astucia del virus, las noticias y las imágenes de otros países ya indicaban que la batalla estaba siendo más difícil de lo que consideramos que sería. Las noches eran de insomnio. El primer mes de la cuarentena lloré mucho, sentía temor de no volver a ver a mis personas más queridas, tenía pavor de enfermar o ver enfermar a alguien cercano.

Los días de las primeras semanas parecían eternos, las personas que tuvimos el enorme privilegio de quedarnos en casa buscábamos actividades para matar las horas y tal vez también para que la mente no llegara a los pensamientos tristes. Para quienes no gozaron de esa concesión la película fue otra, para algunos los días eran eternos porque tenían a un familiar enfermo, luchando por sobrevivir, y la espera de la llamada diaria del hospital era un tormento.

Los grandes planes tuvieron que esperar. Hoy, algunas pausas permanecen “hasta nuevo aviso”.

Un año después, en 2021, pienso en cuánto nos cambió la vida. El día que supe que la vacuna ya había llegado a miembros de mi familia me llené de emoción, sentí que empezaban a verse indicios del amanecer en esta noche que se ha prolongado más de lo que el mundo entero quisiera.

Extraño tanto ver a mi familia reunida, completa, extraño abrazar a mis personas más queridas, reír a carcajadas con mis amigas. Confío en que llegará el momento de verles de nuevo y celebrar la vida.

Este año fue un abrir de ojos para ver que nada, absolutamente nada, está garantizado, que el dinero no compra tiempo, que la familia es lo más importante, es lo único que permanece, y que la espiritualidad te permite mantenerte en pie cuando todo parece derrumbarse: cree en quien quieras, cree en lo que quieras, pero CREE EN ALGO.

LSM

LSM 2021

2 Replies

  1. Que hermoso Lore, estamos aprendiendo una nueva realidad, llevarla a cabo implica cambios, deseo que todo esté bien contigo y tu familia. Abrazos

  2. Coincido contigo Lore, el año pasado fue un tema de aprendizaje, tristeza, incertidumbre y una experiencia que nos cambio la vida. Tal vez antes no valorábamos tanto como hoy a nuestros seres queridos. Creo que a pesar de todo lo vivido hoy somos más sensibles y humanos, esperemos que esto se conserve y seamos una humanidad renovada y fuerte.

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