Desde que era niña mi papá me dijo muchas veces que de grande yo sería escritora. Bastó escribir esta línea para que se me llenaran los ojos de lágrimas.

Hoy es mi cumpleaños número 29 así que decidí que es un buen momento para empezar a escribir, algo que hace tiempo he querido hacer, y así honrar ese propósito que mi papá sembró en mi corazón.

Tengo cierta obsesión con el orden, preferiría empezar este diario un 1 de enero, o al menos en el primer día de algún mes, pero creo que es un buen pretexto empezar a escribirlo justo cuando inicio otra vuelta al sol.

Sé que el título de este blog puede ser redundante, pero tengo que decir que lo elegí motivada por la historia que hay detrás de esta frase. En mi primer día de escuela, mi papá y mi mamá me llevaron en auto hasta el jardín de niños y durante el trayecto mi papá me dio una serie de indicaciones con la intención de prepararme para esta nueva etapa en la vida: “no llores Lorenita, cuando lleguemos te va a recibir una maestra, salúdala, dile buenos días maestra, después te van a llevar a tu salón de clases, no vayas a llorar, en el salón va a estar otra maestra, también salúdala y dile buenos días”.

Llegamos a la escuela y al bajar del auto mamá y papá me dieron un gran abrazo y un beso y yo me despedí de ellos, no sin antes decir: “papá, yo tengo mis propias palabras y mis propios pensamientos”. Apenas me recibió la maestra, mis papás regresaron al auto, se miraron y se echaron a reír ante mi extraña respuesta.

Desde los 3 años de edad dando muestras del fuerte carácter de leona que tengo. Sí, desde chiquita soy así. Qué ironía, a esa edad yo no quería que me dijeran qué hacer y en los últimos años he vivido situaciones en las que hubiera dado todo a cambio de un consejo de papá… pero él ya no está aquí.

La vida está llena de últimos momentos, rara vez somos conscientes de que estamos viviendo uno de esos momentos finales, de que estamos hablando por última vez con alguien que amamos. Y cuando un ser querido se ha ido de pronto te llenan las ganas de haber documentado todo, cada palabra, cada abrazo, cada consejo, cada risa, cada una de las historias compartidas. Es ahí cuando comienzas a recapitular y a intentar recordar hasta el más mínimo detalle porque tienes miedo de que con el tiempo comiences a olvidar.

Este blog es mi forma de recapitular aquello que ha dejado huella en mi existir, lo comparto contigo que estás leyendo, pero principalmente lo escribo para mí, para que no lo olvide.

LSM 2017

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